domingo, 1 de abril de 2018
Cuarto año.
CRISIS DE 1929.
“Nada hacía presumir en aquella apacible mañana otoñal del jueves 24 de octubre, que pasaría a la historia como una de las fechas negras del siglo, el jueves negro de Wall Street.
La sesión bursátil se inició de forma sostenida, pero en seguida afluyeron grandes cantidades de papel y se hundieron los precios. Los angustiados especuladores arrojaron sus títulos sobre las mesas de contratación. El ticker (teletipo) se retrasó. Los agentes de bolsa exigieron garantías para los títulos a crédito y ante la imposibilidad de obtenerlos, volcaron nuevas remesas de papel sobre la bolsa, ocasionando nuevas bajadas. Y así ola tras ola, levantando una tempestad más fuerte e incontrolable.
En la calle se originaron tumultos entre especuladores y curiosos que se arremolinaban en Wall Street. La policía tomó medidas. Entre los corrillos circuló el rumor de que once especuladores arruinados se habían suicidado. A las 12'30, para controlar el follón, se ordenó desalojar las dependencias de la bolsa reservadas al público. Uno de los que salió a la calle fue Winston Churchill, que pocos meses antes había abandonado el Ministerio de Hacienda británico.
Churchill se admira del “orden y la calma sorprendentes” que, dada la gravísima situación, mantenían los especuladores que estaban allí (...) ofreciéndose unos a otros paquetes enormes de acciones a un tercio de sus antiguos precios y a la mitad e su valor actual y sin encontrar durante muchos minutos a nadie lo bastante fuerte como para recoger las fortunas que se veían obligados a ofrecer”. Churchill, que llevaba tres meses en América dando conferencias y visitando amigos, había obtenido unas ganancias de na 5.000 libras jugando a la bolsa. Debió perderlo todo en el crack, pero jamás lo hizo público.”
David Solar. El crack. Historia Universal del siglo XX. Historia 16.
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